Mujeres en la Biblia I. Antiguo Testamento.

Hoy 8 de marzo, Día Internacional de la mujer, queremos haceros un homenaje a todas vosotras recordando a algunas de las mujeres que aparecen en la Biblia y que muchas veces pasan desapercibidas en medio de una sociedad tan patriarcal como la judía. Descubrirlas, es a veces, una labor de pura arqueología literaria, pero necesaria por justicia debida.

Y es que a pesar del gran machismo existente en las culturas descritas en la Biblia,54 que no en los planes de Dios, encontramos en ella a grandes mujeres que tienen mucho que enseñarnos, pues la obra femenina es importante para Dios que escogió a muchas mujeres valientes, llenas de fe, amor, caridad, sabiduría, justicia y compresión. Hablando de mujeres, parece de justicia rendir homenaje a estas mujeres que hicieron historia porque intervinieron en los planes de Dios para la humanidad. Estas mujeres, y muchas otras que ha habido desde entonces, fueron fieles a su vocación, hicieron frente a las adversidades y dieron un ejemplo de fe, valentía y amor que nos inspira hasta el día de hoy.

Podemos hacer un breve recordatorio de algunas de las  mujeres destacadas de la Biblia, siguiendo el orden cronológico y haciendo una obligada selección entre las muchas que están presentes en la Biblia. Mujeres, la mayoría de ellas de origen humilde pero que llegaron a ser extraordinarias porque fueron perfeccionadas por la acción y voluntad de Dios. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob, es también el Dios de Sara, Rebeca y Raquel. Para no hacer una visión angelical del tema, también tendremos en cuenta a algunas mujeres que no son precisamente modelos a tener en cuenta. Empezamos con el Antiguo Testamento:

51Eva, madre de todos los vivientes. Es el punto y final de la creación, pues su presencia señala la conclusión de toda la creación. Es la encarnación viviente de la gloria de la humanidad (1 Corintios 11,7). En su estado original, incontaminada por ningún mal, libre de cualquier defecto, preservada de toda imperfección y magnífica en todo sentido, Eva es el arquetipo perfecto de excelencia humana.

Sara, fue la esposa de Abraham que admiraba de ella su don de profecía y su inteligencia, escuchando todos sus consejos; y madre de Isaac. Su nombre original era Sarai pero Dios lo cambió a “Sara” antes de concederle el tener un hijo a la edad de 90 años. Sara era un nombre para mujeres distinguidas y Sarai significa princesa. Sara tiene el honor de ser la única mujer de la Biblia cuya edad al morir —127 años— quedó registrada, lo que indica el gran respeto que se le muestra en su calidad de madre del pueblo hebreo. El apóstol Pedro citó a Sara como ejemplo de mujer santa entregada a Dios y poseedora de una belleza espiritual interior (Génesis, 11–23; Isaías 51,2; 1 Pedro 3,4–6). Es la única mujer en la Biblia a la que Dios habla directamente.

Agar, madre de Ismael. Significa «forastera», pues Agar había sido sacada de Egipto4 cuando era una niña y vendida como esclava. Probablemente había estado ya con Sara en Ur de los Caldeos. El caso es que entre muchos criados y criadas, Agar era tenida en gran estima por su ama.

Cetura, concubina de Abrahán. Significa «persona perfumada». A la muerte de Sara, Abraham quedó viudo y esto le indujo a casarse de nuevo. Esta vez se casó con Cetura que le dio seis hijos: Zimrán, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa.

Rebeca, la mujer y sobrina segunda de Isaac. Era muy hermosa, de ahí viene su significado (“muy hermosa”) pero de gran sencillez. Fue la madre de Esaú y Jacob, siendo este su preferido.  Abraham envió a Eliezer, jefe de sus sirvientes, con el objetivo de encontrar una mujer para su hijo que no fuera cananea. El criado encontró a Rebeca que lo impresionó por su amabilidad y humildad, ya que no solo se ofreció a dar de beber agua a Eliezer sino que también a todos sus camellos; la eligió, e Isaac, nada más verla, se enamoró y la desposó.  Gracias a la presencia de Rebeca, Isaac logró sobrellevar la repentina muerte de su madre, que ocurrió poco después. Aunque Esaú era el que nació primero, perdió la primogenitura por habérsela vendido a su hermano. Para garantizarse el cumplimiento de tal acuerdo, Jacob, ayudado por Rebeca, obtuvo mediante un engaño la bendición de su padre que estaba ciego y sólo pudo palparle; al darse cuenta de lo ocurrido, no rectificó, lo que llevó al enfrentamiento entre ambos hermanos, que después acabó en acuerdo.

5Raquel, “oveja” en hebreo, fue esposa de su primo Jacob y madre de José y Benjamín. Jacob la encontró en un pozo, se la describe como «de formas agraciadas y de hermosa apariencia», y quiso casarse con ella, pero el  padre de ésta, su tío Labán, le dijo que dejaría que su hija pequeña se casara con él a cambio de siete años de servicio como pastor. Raquel y Jacob sospecharon que Labán les engañaría para que se casara con Lea, la hermana mayor de Raquel, por lo que idearon una serie de señas con las que la novia velada se identificaría ante el novio. Todo cambió cuando Raquel, viendo que su hermana sería deshonrada en público, le contó a ésta las señas acordadas con Jacob. Cuando éste descubrió el engaño con la luz del día, el matrimonio ya había sido consumado y Jacob aceptó el engaño de su tío, ofreciéndose a trabajar siete años más para conseguir casarse con Raquel (Génesis 29). Así pues, durante 14 años Jacob trabajó para su tío. Se dice que éste envió a las dos sirvientas Bilha y Zilpa (algunos apuntan a que realmente eran las hijas pequeñas de Labán), a las que finalmente también desposó Jacob. Mientras Lea engendró rápidamente a cuatro hijos, Raquel no pudo concebir durante muchos años hasta que tuvo a sus dos hijos, durante el parto del último murió.

En Jeremías 31,15 el profeta habla de «Raquel que llora a sus hijos». Esto se interpreta en6 el judaísmo como un llanto de Israel por los sufrimientos de sus descendientes y los exilios que siguieron a la destrucción del primer templo de la antigua Jerusalén. Según un midrash, Raquel habló ante Dios: «Traje a mi rival (Lea) a mi casa, ¿no puedes Tú perdonar a tus hijos, que trajeron un simple ídolo de madera y piedra a tu casa (el Templo de Jerusalén)?» Dios aceptó su súplica y prometió que, finalmente, el exilio terminaría y los judíos regresarían a su tierra.

Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On. Significa «posesión de la diosa Neit». El faraón la dió por mujer a José, y fue la madre de Manasés y Efraím (Génesis 46,20).

Fúa y Sifra. Son las dos parteras de la época en que los israelitas eran esclavos en Egipto que desobedecieron las órdenes del Faraón, que había determinado la muerte de todos los varones hebreos recién nacidos (Éxodo 1,15–22).

3Jocabed esperó hasta que su hijo, Moisés, tuviera tres meses antes de “obedecer” la orden del Faraón de arrojarlo al Nilo. Finalmente lo hizo, pero colocándolo en una cesta flotante. Gracias a la fe y el ingenio de su madre, Moisés fue hallado por la hija del Faraón, que lo crió y lo educó en la casa de éste. (Éxodo 1,22–2,10).

Miriam, hermana de Moisés, que siguiendo la estrategia de la madre, no fue fácil, le salvó la vida. Mostró una gran sabiduría al seguir al niño que fue colocado en una cesta en el río, con su forma de lidiar con las situaciones adversas, y convencer a la hija del faraón para entregar el niño a su propia madre, para que cuidara de él durante algún tiempo (Ex 2,7).

Séfora.  Hija de  Ragüel, que la dio en matrimonio a Moisés. Ragüel era un sacerdote de Madián que tenía siete hijas. Al huir Moisés después de matar al egipcio, se refugió en la tierra de Madián y allí fue muy bien recibido por el que sería su suegro.

Raaba. La Biblia no esconde lo que era, una prostituta, ni el cambio que estaba27 ocurriendo en su corazón. En el diálogo que tuvo con los espías de Israel, que ella escondió en su casa con el objetivo de protegerlos, nos muestra un grandioso temor de Dios, y más considerando que Raabe vivía en medio de un pueblo pagano: “Al oírlo, ha desfallecido nuestro corazón y no se encuentra ya nadie con aliento en vuestra presencia, porque Yahveh vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.” (Jos 2,11). Tan sincera fue su actitud ante Dios, que forma parte de la genealogía de Jesucristo (Mt 1,5).

Débora, ( o Dévora ), significa ‘abeja’, y apareció por el año 1125 antes de Cristo (Jueces capítulos 4-5) . No se  menciona que hubiese nada peculiar ni inconveniente del hecho de que fuese dirigente y mujer. Deborah estaba casada, pero del esposo nada se sabe, aparte de su nombre Lapido. Se ha especulado de manera injusta, que Deborah se convirtió en líder porque no había hombres capaces de tal tarea. Sin embargo Jueces narra que a Israel no le faltaban líderes varones en aquel tiempo, y menciona jefes, nobles, príncipes y guerreros. Por otra parte, es evidente que Deborah animó a otros jefes en Israel que tenían una gran confianza en ella. La historia de Débora, escrita de manera bella y poética, es importante porque es uno de los pasajes más antiguos en el que  se muestra a mujeres cuya fe y fortaleza superó o complementó la de los varones.

9Jueces 4 dice que Débora gozaba de  una excelente reputación como profetisa exacta y valiente, incluso para profetizar que Israel no lograría la victoria en un momento terrible; como juez, la única de Israel, ya que de todas partes acudían a ella para consultarle sobre todo tipo de problemas; y como espectacular líder militar, pues entre otros hechos, reunió y organizó el ejército que liberó a Israel de las fuerzas de ocupación de Jabín, rey de Canaán. En Jueces 5, leemos que antes de su liderazgo, la vida en Israel era un caos en todos los aaspectos “. Con ella, la sociedad Israelita se hizo más civilizada, segura y  temerosa de Dios.  En comparación con los otros jueces mencionados en el libro de los Jueces, todos hombres y la mayoría defectuosos, no hay ni una palabra negativa acerca de Debora porque era una mujer destacada, respetada y bendecida por Dios.

Jael, otra mujer de la época de Dévora, que puso fin a la guerra al matar a Sísara, general de los ejércitos de Jabín (Jueces, 4).

La Madre de Sansón. En Jueces 13, se narra que un ángel revela el plan de Dios para la liberación de Israel a una mujer sin nombre casada con Manoa, y a pesar de esto, el ángel le confío los planes de Dios y las instrucciones a ella: tendría un hijo que liberaría a11 Israel. La mujer se le dijo a su esposo que quiso saber cuáles eran las instrucciones, así que le pidió a Dios que enviara a un ángel de nuevo, para enseñarle como criar al niño. Dios respondió, pero el ángel apareció de nuevo a la mujer, que corrió por su marido, y Manoa conoció al ángel que le repitió lo que ya le había dicho anteriormente a la mujer. Dios confiaba totalmente en que la mujer iba a obedecer y seguir estas instrucciones sin el permiso de su esposo o su ayuda. Además, ella reconoció desde el principio al ángel en aquel mensajero, pero Manoa no se dio cuenta de que el mensajero era un ángel hasta que le ofreció un sacrificio, y el ángel ascendió en llamas y desapareció. Atemorizado, él le dijo a su esposa que iban a morir por haber visto al Señor. Pero ella le contestó que si el Señor los hubiera querido matar, no habría aceptado el holocausto, ni los habría dejado conocer esas cosas. A lo largo de este relato la mujer muestra ser discerniente y sensible, más que el varón.

Ruth.  Elimelec, un hombre de Belén emigró a Moab con su esposa Noemí y sus hijos Quilión y Majlón. Al morir Elimelec sus dos hijos se casaron con Orfá y con Rut respectivamente, ambas de Moab. Años más tarde murieron Quilión y Majlón, y Noemí decidió regresar a Belén con sus nueras; Orfá  decidió volver atrás, pero Rut siguió con Noemí, por lealtad hacia ella,  a pesar de que ésta les pidió que regresaran con sus familias a Moab. Debido a la pobreza en que vivían Noemí y Rut en Belén, ésta se puso a trabajar en el campo de Booz recogiendo los granos sobrantes de la cosecha. Booz fue el único de los goeles (descendientes de un antepasado común, que se hacían responsables de la familia, si ésta no tenía descendencia) de la familia de Elimelec, dispuesto a casarse 52con Rut y  hacerse responsable de la pésima situación en que se encontraban Noemí y Rut. Él ya se había sentido atraído por la moabita. De ese matrimonio nació un hijo, Obed, quien más tarde fue el abuelo del rey David. Así, Rut ingresa por sus propios méritos y virtudes en el judaísmo a pesar de su ascendencia moabita y de adorar a un diferente dios. Rut dejó Moab y todo lo que había conocido para seguir a Dios que la bendijo enormemente como antecesora del rey David y del propio Jesús (Libro de Rut, Mateo 1:5).

Ana, madre de Samuel. Significa «benéfica, compasiva, llena de gracia» Se nos presenta en el relato como una mujer molestada por Penina, la otra esposa de su marido Elcana, y sufriente por su esterilidad, algo considerado como una especie de maldición en su época. Luego pasó a ser madre por fe y con ello se completa su papel: prometió a Dios que si le daba un niño, lo dedicaría a su servicio. Dios respondió a su oración, y Ana cumple su promesa (1 Samuel 1). Elcana, es retratado como una persona cariñosa y comprensiva que confía y está de acuerdo en las decisiones y acciones de su esposa, y no medió ni intervino en esta situación en absoluto.  Ana no desistió de su objetivo de tener un hijo y fue perseverante en la oración y pudo decir que había concebido  «porque se lo he pedido a Yahveh” (1 S 1,20).

Abigail salvó la vida de sus criados y de su familia y se libró ella misma de la muerte26 después que su hosco marido ofendió al futuro rey David. Abigail salió al encuentro de David para entregarle un mensaje de Dios, y así lo disuadió de vengar la afrenta que había sufrido. David reconoció además la inteligencia y entereza de Abigail: a la muerte de su marido, se desposó con ella (1 Samuel, capítulo 25).

Betsabé, Significa «séptima hija» o la “hija del juramento”. Mujer de Urías el hitita, después de David, y madre de Salomón. Sucumbió al acoso de David, lo que ocasionó el asesinato de Urías.

Atalía. Significa: “Yahvéh es exaltado”, pero fue la licenciosa mujer que preparó la caída moral de Judá. Hija de Acab y de Jezabel, era la verdadera personificación de toda la maldad de sus padres. Atalía llegó a ser reina de Judá.

La viuda de Sarepta creyó y obedeció al profeta Elías, con lo que consiguió salvar tres vidas: la de él, la suya y la de su hijo. A lo largo de tres años de hambruna nunca le faltaron el aceite y la harina, pese a que en un principio casi no tenía (1 Reyes 17,1–16).

 La mujer sunamita, a ella, y no su marido (4,23 a) se le ocurrió la idea de construir una pequeña sala para acomodar el profeta Eliseo; muestra y usa autoridad espiritual y la fortaleza para el beneficio de su familia, pues su percepción, la iniciativa y la generosidad trajeron gran bendición para ella, su esposo y su hijo ( 2 Reyes 4,8-37).

25Hulda, profetisa contemporánea del profeta Jeremías, fue consultada por el rey Josías sobre la autenticidad de cierto libro hallado en las ruinas del templo; y queriendo aprender sobre cómo alabar a Dios, envió a una delegación de mujeres a la profetisa (2 Cr 34,19-33). El tamaño y el prestigio de la embajada que buscaba su consejo indica acerca de no sólo la gravedad de la situación, sino también de la estatura de Hulda: el Sumo Sacerdote (Hilcías), el padre del futuro gobernador (Ahicam), la secretaria de Estado (Safáno) y el oficial del rey (Asaías). El consejo de Hulda fue inmediatamente puesto en práctica, y tuvo como resultado reformas religiosas (2 Reyes 22,8-20; 23,1-25). Gracias al testimonio de ella, el reino de Judá volvió a abrazar la fe en Dios (2 Reyes 22,13–20).

La “mujer sabia” que sería un título oficial de liderazgo y no solo un término7 descriptivo. Como jefes civiles de Israel, estas mujeres, como Deborah, también tuvieron un grado de autoridad espiritual. La mujer sabia de Abel Beth Maacah era claramente una persona de influencia, posiblemente hasta líder de la ciudad blindada de Abel Beth Maacah. Por medio de su autoridad y persuasión, rescató a su pueblo de ser destruido por Joab el comandante del ejército del rey David. En otra ocasión, Joab sabiendo que David escuchaba los consejos de estas mujeres, cuando no pudo persuadirlo acerca de una decisión, le preguntó a la Mujer Sabia de Tekoa para que lo ayudase (2 Samuel 14).

 La Madre del rey Lemuel: Proverbios 31,1-9, contienen las palabras de un oráculo (profecía) de esta mujer que  le enseñó a su hijo, un hombre adulto y además rey. Sus palabras inspiradas han sido grabadas en las Escrituras para que otros reyes aprendieran de estas.

Las plañideras: Durante los oscuros días de la apostasía de Judá, cuando el engaño era común (Jeremías 9,4-6), las únicas personas que escucharon a Dios y al profeta Jeremías fueron un grupo de mujeres. Dios les dio a las mujeres plañideras un mensaje y les autorizó a proclamar este mensaje en su nombre. (Jeremías 9,17).

15Ester, llamada originalmente Hadasa, era una joven judía que llamó la atención de Jerjes, rey de Persia (también conocido como Asuero) y llegó a ser reina. Cuando Amán, un corrupto ministro de la corte, ordenó que se matase a todos los judíos del reino, Ester, en un escalofriante episodio de intriga palaciega, arriesgó la vida para salvar a su pueblo (Libro de Ester).

La madre, Ana, y la suegra, Edna, de Tobías: Dos mujeres fuertes a las que toca luchar por sus familias en momentos en que sus maridos estaban pasando por una situación crítica y delicada. Y Sara, su mujer, una mujer buena pero depositaria de un maleficio  por el que se sentía la mujer más desgraciada, pues se había casado siete veces, pero sus maridos morían en la luna de miel, a manos de un malvado demonio llamado Asmodeo que los iba matando uno a uno.  Sara rezaba ante Dios, angustiada y hasta con deseos de suicidarse, pero el Señor escuchó su oración: Tobías conoció a la muchacha, ambos se enamoraron y se casaron, aún con los naturales temores, de que aquel “ángel del mal” le hiciera daño. A lo largo de esta historia, Sara permanece silenciosa, asintiendo a los planes de Dios; en un primer momento, la vemos desolada, pidiendo a Dios hasta la muerte en su desesperación, pero también siendo escuchada por el Señor, que nunca abandona a sus elegidos y los protege.

La mujer virtuosa sin nombre de proverbios Los últimos versículos del libro de14 Proverbios están dedicados a alabar el carácter de una mujer que no tiene nombre, pero que bien podría ser alguna de las grandes mujeres de Dios, que existieron y existen en nuestros tiempos; es una mujer que cumple gustosamente con los diferentes proyectos que dan sentido a su vida: madre, creyente, ciudadana, esposa, y profesional; vive con intensidad las diferentes dimensiones de su vida. Se trata de la mujer sabia y digna que presenta virtudes en el cuidado, en la forma honesta y dedicada con la que trabaja, en el ejemplo que da al prójimo, etc. El texto muestra un resumen de las cualidades de las mujeres de Dios y cómo éstas son importantes. Es un canto a esa criatura destinada por Dios a compartir con el varón las responsabilidades. El autor la describe según la mentalidad de su tiempo; mentalidad que corresponde a una socie­dad primitiva agrícola y pastoril. La descripción es válida, y tenemos ante nuestros ojos la mujer perfecta, caritativa y misericordiosa.

Susana, (Daniel 13).  Su nombre hace referencia a la flor de azucena y del   lirio blanco, un símbolo ancestral de la pureza, y de la e integridad sexual de la mujer. Susana, una bella mujer, esposa de un rico e influyente judío en el exilio babilónico, es vista y deseada por dos ancianos que habían sido nombrados jueces entre los judíos en el exilio. Los dos viejos se ponen de acuerdo para sorprender a solas a Susana y así abusar de ella; la presionan, e intentan convencerla de que se les entregue sexualmente, pero  Susana los enfrenta, y rechaza. Los dos ancianos jueces, al verse rechazados, acusan a Susana de adulterio, y ésta es llevada a juicio, donde los dos ancianos testifican falsamente en su contra haberla visto yaciendo con un jovenzuelo en algún cierto paraje del vergel de su esposo. Susana, inclinada, lloraba en su interior mientras clamaba la intervención divina. Y, ante la importancia y la «credibilidad» de sus acusadores, Susana es condenada a morir apedreada. Pero, cuando es llevada por la congregación para ser lapidada, el profeta Daniel, que por aquel entonces, es sólo un tierno niño, aprendiz de las artes de la consejería, con miras a ejercerla al servicio del rey Nabucodonosor, detiene el cortejo del pueblo que lleva a Susana hacia el sitio de su lapidación, reprende a la gente por estar13 actuando sin conocimiento pleno de la causa, y pide separar a los dos viejos para interrogarlos con inteligencia. Los dos falsos testigos incurren en tremenda inconsistencia y contradicción en sus declaraciones cuando el jovencito les pregunta bajo qué árbol vieron a Susana recostada con su supuesto amante. La enseñanza moral de esta historia se centra en la opción de Susana por respetar a Dios antes que acomodarse al influjo de los malos por temor a perder todos sus privilegios como una dama noble, rica y acomodada, y hasta la vida. Y busca contrastar, por otra parte, la conducta perversa y corrupta de dos ancianos jueces prestigiados, con la sabiduría e inteligencia, candor e ingenuidad de un jovencito, haciendo un gran elogio a las virtudes de los más jóvenes, e ilustrando la idea de que Dios socorre a los justos que prefieren sufrir a manos de los malos antes que ofenderlo a él.

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