Semanario DIÓCESIS y Campaña del Enfermo 2024: «Dar esperanza en la tristeza»

Hoy, quinto domingo de Pascua, celebramos la Pascua del enfermo, una nueva oportunidad de recordar al enfermo y sus cuidadores, sanitarios y familiares, así como agradecer la labor de nuestro grupo de pastoral de la salud. España encabeza la lista de países que más ansiolíticos consumen. Lo que constata, entre otras cosas, un incremento de sufrimiento psicológico y emocional importante. Por ello, en la Pastoral de la Salud es particularmente urgente “Dar esperanza en la tristeza», reflexionar en las causas y modos de acompañar a estas personas para anunciar con el profeta Jeremías: “Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13).

Del mensaje de los Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social:

La Campaña del Enfermo de este año tiene en su centro “Dar esperanza en la tristeza” con la preocupación por quienes padecen diversas formas de sufrimiento psicológico. La salud no sólo se refiere al cuerpo, sino sobre todo a la integridad de la persona con todos sus componentes psicológicos, sociales, culturales, éticos y espirituales. Necesitamos reconocer las dolorosas condiciones en las que muchas personas se encuentran a lo largo de su existencia y como a veces los llevan al límite de su fuerza física y psíquica.

El primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y de ternura. Por eso, cuidar al enfermo significa, ante todo, cuidar sus relaciones; todas sus relaciones; con Dios, con los demás —familiares, amigos, personal sanitario—, con la creación y consigo mismo. Sólo la amistad fiel y la cercanía fraterna pueden ofrecerles el “agua fresca” de la esperanza, que eleva y consuela. “Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras.

La fe y la oración nos abren a la esperanza que permite no sucumbir ante la tristeza y el sufrimiento. La oración, propuesta este año es una gran escuela de esperanza y deberá estar en el centro de la celebración de la Pascua del Enfermo, particularmente en esta ocasión. Orar con los enfermos y orar por los enfermos. Que puedan constatar que no están solos ni abandonados, ni su vida es inútil, que son los llamados por Cristo, su viva y transparente imagen. Como Cristo está delante del rostro de Dios y pide por mí, así cada uno presentamos delante de Dios a los enfermos. También será ocasión para descubrir el valor de la oración de los enfermos.

Como al Papa Francisco nos alegra pensar que el año 2024, que precede al acontecimiento del Jubileo, pueda dedicarse a una gran sinfonía de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo. Con la intercesión de María, hagamos en esta Pascua del Enfermo esa gran sinfonía de oración por cuantos padecen como consecuencia de la enfermedad y renazca en todos la esperanza del Resucitado.

“Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta, pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias»

(Papa Francisco, Exh. Ap. Evangelii gaudium 6).

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