Día Mundial de los Refugiados

La ONU celebra el 20 de junio el Día Mundial de los Refugiados para conmemorar la fuerza, valor y perseverancia de las familias que han tenido que huir por las guerras y las persecuciones étnicas, religiosas y de todo tipo dejando atrás sus hogares, trabajos, negocios y escuelas.

Esta celebración nos brinda la oportunidad de sensibilizarnos con este problema dando nuestro apoyo a los que lo necesitan. En la Parroquia San Juan de la Cruz contamos con la presencia desde 2016 de una familia siria que tuvo que abandonar su casa y negocio en su país huyendo del largo conflicto armado.

Actualmente 70 millones de personas se han visto obligadas a huir por la guerra, la violencia y graves violaciones de sus derechos fundamentales, según datos actualizados este lunes por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Esto supone el número más alto jamás registrado desde la II Guerra Mundial.

Como nos recuerda CEAR, “una persona refugiada no lo es por decisión propia. Son personas como tú y como yo, pero que han tenido que elegir entre un ataúd y una maleta porque no tienen más opción”.

Esta ONG revela que en febrero de 2018 había 42.025 personas pendientes de que se resolvieran sus expedientes de solicitud de asilo en España para poner fin a la incertidumbre en sus vidas. Estrella Galán, secretaria general de CEAR, ha asegurado en la presentación del informe anual de esta asociación, que el año 2017 fue “el año del incumplimiento de los compromisos internacionales. De 160.000 refugiados que se comprometió a acoger Europa, solo aceptó 30.000. España solo acogió el 8,4% de lo comprometido”.

El papa Francisco ha llamado a la comunidad cristiana a estar disponibles para el servicio a estos hermanos con su ya célebre mensaje de “acoger, proteger, promover e integrar”, que ha reiterado en ocasiones como la Eucaristía de Año Nuevo y en diversas intervenciones públicas.

El compromiso del papa con los inmigrantes y refugiados viene de lejos, ya que en octubre de 2013, cuando solo llevaba siete meses de pontificado contempló atónito en la isla de Lampedusa los restos de un naufragio que costó la vida a 366 personas. Solo pronunció una palabra: “Vergüenza”.

En la celebración de los Santos Oficios del Jueves Santo de 2016, Francisco lavó los pies a un grupo de inmigrantes de diferentes confesiones religiosas.

La Iglesia Católica ha integrado en sus celebraciones y acción social la sensibilización y la acogida a estas personas a través de numerosas acciones que llevan a cabo Cáritas, el Servicio Jesuita a Migrantes, Entreculturas y Pueblos Unidos, entre otras entidades.

El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, preside en la capital de España la Mesa de la Hospitalidad, una entidad diocesana creada para “animar y coordinar el servicio a las personas desplazadas forzosamente”. La Mesa busca que se actúe con calidad y calidez evangélicas, pero siempre codo a codo con cualquiera que, más allá de confesiones religiosas, opte por la solidaridad que “acoge – protege – promueve – integra” (Francisco) a refugiados e inmigrantes. Y todo ello sin olvidar la concienciación e incidencia sociopolítica.

Desde hace unos meses, se encuentra en España la llamada cruz de Lampedusa. El pasado sábado, el obispo auxiliar de Madrid, José Cobo, presidió una vigilia de oración ante esta cruz hecha con madera de pateras y naufragios. La emotiva celebración tuvo lugar muy cerca del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche.

El propio papa Francisco impulsó en septiembre de 2017 la campaña ‘Compartiendo el viaje’ con Cáritas que, entre sus acciones, lleva a cabo la Semana de Acción Mundial entre el 17 y el 24 de junio. En ella, numerosas diócesis están saliendo a la calle a celebrar actos públicos como círculos de silencio y comidas con grupos de inmigrantes.

En Málaga, la delegación diocesana de Migraciones celebra cada mes el acto Círculo del Silencio en que se escucha el testimonio de un migrante o refugiado y se lee un manifiesto para sensibilizar sobre la situación de estas personas. Tiene lugar el segundo miércoles de cada mes en la Plaza de la Constitución.

Transcribimos el texto del manifiesto que se leyó durante el encuentro del mes de junio:

“El próximo 20 de junio se celebra el Día Mundial de los Refugiados, una jornada en la que la ONU propone celebrar el valor, la fuerza y la perseverancia de todas las personas y familias que se ven obligados a huir de sus lugares de residencia por las guerras, la violencia y graves violaciones de los derechos humanos. La celebración es una llamada a la solidaridad traducida en acciones concretas a favor de los perseguidos por razón de raza, religión, orientación sexual, opciones políticas o pertenencia a grupos étnicos o  sociales.

Los líderes de la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial fueron capaces de alumbrar la Declaración Universal de los Derechos Humanos e incluir en ella el Derecho de Asilo, que posteriormente fue incorporado a la Convención de Ginebra para proteger a personas civiles en tiempos de guerra. El Derecho de Asilo es un derecho de toda persona a buscar protección fuera de su país cuando huye de un conflicto o de una persecución que pone su vida en peligro por su raza, religión, género, orientación sexual, grupo social, nacionalidad u opinión pública. Más de 140 países lo firmaron y se obligaron a su cumplimiento.

Juan José Rodríguez Ugarte, con compañeros de la HOAC

En España, fue recogido en la Constitución de 1978 y, posteriormente, en la Ley de Asilo. Uno de los promotores de que el asilo quedara recogido en nuestro ordenamiento jurídico fue el abogado Juan José Rodríguez Ugarte. Militante de Justicia y Paz y la HOAC en los últimos años del franquismo, formó parte de un grupo de personas que consiguieron que en los años 70 España pasara de ser un país de origen de personas exiliadas a ser lugar de refugio de los que huían de las dictaduras, especialmente de los que dejaban atrás el terror de los regímenes de América del Sur. Queremos reconocer hoy a este militante de los derechos humanos y miembro fundador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, la ONG más veterana dedicada a promover la acogida de estas personas.

En 2018 el número de refugiados se sitúa en los 65 millones de personas,  una cifra superior a la de la población en tránsito después de la II Guerra Mundial. Durante los últimos años, se ha incrementado la llegada a nuestro país de personas que  buscan refugio, siendo la respuesta de la administración lenta y restrictiva. Además, el Gobierno anterior promovió las expulsiones “en caliente” en las fronteras de Ceuta y Melilla, lo que causó una condena del Tribunal Europeo de Derechos Humanos al Reino de España por vulneración del derecho al asilo en dos casos.

Reclamamos a los nuevos responsables del Ministerio del Interior el fin de este tipo de prácticas y del intento de legalización a través de una norma administrativa. Pedimos que todas las personas que acceden a nuestras fronteras sean escuchadas y asesoradas legalmente sobre sus derechos en general y sobre la posibilidad que tienen de solicitar protección en nuestro país.

Los convenios y leyes que protegen los derechos humanos universales, entre ellos los derechos al asilo y a la vida, tienen que ser efectivos y reales. No podemos dejar que se queden en meras declaraciones de buenas intenciones, ni que políticos irresponsables los conviertan en papel mojado. Está en juego la supervivencia de miles de niños, mujeres y hombres que buscan ser amparados”.

Al finalizar el acto, Ramón Muñoz, responsable de la Delegación Diocesana de Migraciones valoró positivamente “la disposición del Gobierno y otras muchas instituciones para acoger a las personas que transporta el ‘Acuarius’. Esperemos que no sea un gesto aislado”.

Asimismo, el portavoz del Círculo del Silencio abogó por “presionar a la Unión Europea para que adopte una política común, en relación con las migraciones y los refugiados, que garantice el reconocimiento de la dignidad de estas personas y sus derechos”. También planteo la necesidad de “trabajar intensamente en la sensibilización de la población española para que esta respuesta no sea un acto puntual si no una tarea permanente”.

Por último, pidió al Gobierno que acabe con las devoluciones “en caliente” de inmigrantes en las fronteras de Ceuta y Melilla. Se refería a la entrega a Marruecos de personas que han pasado la frontera saltando la valla sin ser escuchadas y asistidas legalmente tal y como establece la vigente Ley de Extranjería y contemplan los convenios y leyes que protegen el Derecho al Asilo. El nuevo Gobierno no necesita hacer ningún cambio legislativo para volver a hacer efectivo ese derecho.

La campaña ‘Compartiendo el viaje’ de Cáritas nos propone compartir una comida con migrantes y refugiados. Animamos a todos los que podáis, a invitar a cuantas personas (migrantes y refugiados o no) quieran compartir con todos nosotros el encuentro de la comunidad el próximo domingo 24, a las 18:00 h, con el CineForum y la posterior merienda compartida.

Por Luis Santiago, miembro de nuestra comunidad parroquial.

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